Hay que volver, sin remedio
Aunque sólo sea por tener un registro de los avatares de la vida de profesor universitario-precario que uno lleva. Son tantas las peripecias y, bueno, para qué engañarnos, si ya lo tenía abierto, para qué voy a construir un blog nuevo. De hecho, las entradas de hace tres años no han perdido un ápice de vigencia. Las universidades públicas españolas siguen consintiendo los mismos vicios que antaño denunciaba. El nepotismo campa a sus anchas por las facultades. Afecta al proceso de selección del personal a su cargo y determina que en ellas predomine la mediocridad, el abuso de poder y la corrupción.
Más que buscar consuelo, me conformo ahora con archivar lo que voy experimentado, que ya voy flojo de memoria.
Más que buscar consuelo, me conformo ahora con archivar lo que voy experimentado, que ya voy flojo de memoria.
posted by Walter Lippmann at 5:48 p. m.
1 Comments:
Hola buenas, he encontrado tu blog por casualidad y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Pienso que el nepotismo en la universidad es patente y excesivo. No obstante, en cualquier mundo laboral, existe. En la universidad no debería existir, se tiene que premiar el conocimiento, la calidad y la excelencia para la investigación.
He tenido docentes que no dominaban su asignatura. Más aún, el sistema de los puntos de factor de impacto, permite que el que tenga muchos amigos y le hagan referencia a sus artículos, se lleve toda la pasta. Es triste, pero así funciona la investigación. Aunque publiques morralla.
Estoy justo a punto de terminar mi carrera, matemáticas y, pese a que creo que tengo unas décimas más que la siguiente, sé que le van a dar el premio extraordinario a ella. Entre otras cosas porque es sobrina de un catedrático y, casualmente en las asignaturas del departamento donde está, siempre saca matrículas. En el resto de asignaturas se va arrastrando con cincos. En los últimos años he ido coleccionando seises de ese departamento (cuentan como un 5 pelado para hacer la media) y sacar sobresalientes en asignaturas teóricamente mucho más difíciles (donde podía, vamos).
En una asignatura, fue el colmo, porque el profesor decidió bajarme 1.5 puntos, porque sí: Su justificación fue que hasta la quinta convocatoria no puedes reclamar y según los estamentos de la UA, es así. En otra asignatura del mismo departamento, tenía en todas las prácticas un 10, salvo en una, un 9. Además hice bastantes trabajos optativos para subir nota. Mi media fue un 7.5 (se ve que las prácticas optativas era para bajar nota, sino no me cuadra).
Hoy día, salen pocas oposiciones a profesor de universidad (anda que no se nota la diferencia entre un profesor titular de universidad a un profesor titular de escuela universitaria: los primeros por oposición durísima y los segundos a dedo). No es que sea un alumno problemático. Siempre estoy callado, no me gusta participar. Realmente paso (como encima para hablar). Otro ejemplo son las becas secretas de colaboración. Secretas, porque nadie informó de nada hasta mediados de quinto de carrera, cuando ya no se puede.
Para colmo ahora para poder hacer un doctorado hace falta un master. Tengo cada día más claro que la Universidad actúa como una empresa interfamiliar. Poco más. Lo que aprendas puede ampliar tu satisfacción personal, pero para lo único que sirve un título universitario es para demostrar que tienes capacidad de trabajo (no siempre) y sobre todo, para acceder a ciertas oposiciones.
Saludos.
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