4.3.09

Hay que volver, sin remedio

Aunque sólo sea por tener un registro de los avatares de la vida de profesor universitario-precario que uno lleva. Son tantas las peripecias y, bueno, para qué engañarnos, si ya lo tenía abierto, para qué voy a construir un blog nuevo. De hecho, las entradas de hace tres años no han perdido un ápice de vigencia. Las universidades públicas españolas siguen consintiendo los mismos vicios que antaño denunciaba. El nepotismo campa a sus anchas por las facultades. Afecta al proceso de selección del personal a su cargo y determina que en ellas predomine la mediocridad, el abuso de poder y la corrupción.
Más que buscar consuelo, me conformo ahora con archivar lo que voy experimentado, que ya voy flojo de memoria.

15.3.06

Las leyes de la oligarquía universitaria

La Universidad pública española se estructura, como bien sabemos quienes sufrimos sus disfunciones, sobre la base de las relaciones impersonales. Esto es cierto tanto en lo que se refiere al trato que se dispensan los docentes entre sí como a la relación que mantienen éstos con sus alumnos. La comprensión de las razones de índole personal y las consideraciones emocionales se inhabilitan por la frialdad de las reglas; mientras, los asuntos se van encajando de forma automática dentro de un sistema de categorías burocráticas, fijado rígidamente, que anula cualquier particularización de los mismos. Ahora bien, este tratamiento impersonal de los asuntos revela al instante la arrogancia, la altivez y la displicencia del sistema universitario español, más aún entre quienes se obsesionan con la resolución de un problema propio no contemplado en la normativa. Todo ello agravado, además, por otro defecto de naturaleza estructural: que el burócrata, independientemente de su puesto en la jerarquía universitaria, actúa como representante del poder y prestigio de la estructura entera, lo que da lugar a la “ley del mastodonte esclerotizado”: A través de un encadenamiento de argumentos burocráticos, el catedrático X llega a estar a la cabeza de un Departamento de Y responsables, cada uno con su correspondiente cargo académico. Pudiera pensarse que el trabajo, repartido entre todos, ha disminuido considerablemente para cada una de ellos. Todo lo contrario. Porque estas personas fueron elegidas arbitrariamente, no sobre la base de sus méritos y capacidades, y se dan tanto trabajo las unas a las otras que están todas ocupadas al máximo y, por tanto, X está más sobrecargado que nunca. Dicha ley podría basarse en otra más elemental, la “ley de los enlaces o vínculos” y que reza así: “ Al aumentar el número de conexiones entre las unidades de la organización, el trabajo tendrá que expandirse para mantenerlas”. La meta inicial de la eficacia a toda costa puede convertir al Departamento en cuestión en una máquina que produce incesantemente actos de nepotismo y prevaricación para alimentarse a sí misma, y sucede como en el caso de la comida-basura que consume en su digestión más calorías de las que aporta. Lo más triste de todo es que, en ocasiones, el objetivo de eficacia responde no a los principios de la excelencia académica e investigadora, sino al lucro personal o al solo ansia de poder. Rige, entonces, la “ley de hierro de la oligarquía” (Michels) y su consiguiente creación de normas que protegen la reproducción del sistema y su aparato burocrático. Al respecto, cabe recordar, tal y como asevera Etienne Condillac, que "en tiempos de corrupción es cuando se dictan más leyes".

14.3.06

I+D (Incompetencia+Devoción)

Dice un catedrático habilitado de la Rovira i Virgili: “Desde 1978 hasta hoy los españoles hemos dado en casi todos los órdenes un auténtico salto de gigante. Basta un estudio comparativo con los países de nuestro entorno para comprobarlo. Sin embargo, seguimos estando a la cola en algo tan fundamental como la investigación, cuyas partidas presupuestarias se encuentran en niveles vergonzosos paranuestro PIB. Además, nadie lee o, por mejor decir, unos pocos leen por todos los demás. Es natural, con los sueldos y derechos de que se goza, nadie verdaderamente valioso, salvadas las consiguientes y admirables excepciones, pretenderá hacer carrera académica investigando y enseñando en un sistema con tendencias autodegenerativas, donde el principal valor no es aspirar a ser el mejor (aristós), sino, como en las organizaciones mafiosas, apenas uno de los nuestros. En la Universidad hay que exigir que se investigue y se publique para merecer los máximos rangos y honores universitarios, cuya conquista debe de estar únicamente circunscrita a una estricta carrera académica que contemple con rigor el merecimiento alcanzado sobre la base de una baremación objetiva y pública con la que se fije escrupulosamente el escalafón. La auctoritas debe de coincidir con el imperium y con la potestas si se quiere una Universidad de prestigio y competitiva. La Universidad es jerarquía, aristocracia, justicia y eficacia o no es Universidad. Y lo que más prevalece es la oligarquía, el caciquismo y la demagogia. Oligarquía de los que imponen dolosamente sus intereses cooptando a sus fieles más mediocres y apoyándose entre sí: do ut des. Caciquismo del que impone arbitrariamente a su pupilo. Demagogia dequienes porfían por alcanzar derechos y honores que simplemente no merecen. Solus labor parit virtutem; sola virtus parit honorem. Alberto Reig Tapia, “Endogamia universitaria”.

NEPOTISMO HABILITADOR

Nepotismo "refiérese a la práctica muy usada por ciertos papas de proteger y prodigar favores, dignidades, cargos y procurar altas posiciones a los suyos, a sus allegados, concretamente, a los sobrinos, ya que no era posible hablar, tratándose de los papas, de descendientes directos. Esta práctica de favorecer a los familiares estuvo muy extendida entre los pontífices a lo largo de los siglos XV y XVI. Hoy día, con este término se identifica una modalidad de la corrupción política que consiste en la designación de familiares y allegados para ocupar puesto públicos por parte de un gobernante sin que aquéllos reúnan los méritos necesarios para el ejercicio de tales funciones. Esta práctica es considerada un abuso de poder que viola uno de los ideales fundamentales de la moralidad política: el ideal de la imparcialidad en la distribución del poder político. Éste es un ideal indiscutible en las sociedades democráticas, en las que, desde un punto de vista normativo, estas formas de favoritismo están excluidas y en las que los métodos por los que se eligen los cargos públicos están inspirados en ese mismo principio. En efecto, en una sociedad democrática, los cargos públicos han de distribuirse en razón del mérito y la cualificación y no en razón exclusiva de la cercanía personal hacia el que tiene la capacidad de decidir. JIMÉNEZ SÁNCHEZ, F., "NEPOTISMO". En Lamo de Espinosa (ed.) Diccionario de Sociología, Alianza, 1999, p. 531.
El pasado 8 de marzo, 19 candidatos a las pruebas de habilitación nacional a Profesores Titulares de Universidad del área de conocimiento de Periodismo comprobaron cómo la comisión juzgadora desatendía los criterios de igualdad, mérito y capacidad a la hora de elegir a los docentes más cualificados para ejercer esa función en calidad de funcionarios públicos. Lo más llamativo de este caso de nepotismo ilustrado es que el trabajo de los afectados consiste, precisamente, en enseñar el arte y la ciencia de alzar la voz contra los desmanes de los administradores públicos. Como muchos de ellos confiaban ingenuamente en las promesas de imparcialidad, no sólo de los legisladores que les invitaban a estas pruebas, sino incluso del propio Presidente del Tribunal que invocó en el acto de presentación a la justicia distributiva, la indignación puede –o debe– dar lugar a una respuesta contundente. El resto de profesores de la Universidad pública (no sólo de Periodismo) que aspiran a un cargo vitalicio en la misma, también pueden extraer una valiosa conclusión de esta experiencia: El acceso al cuerpo de funcionarios depende directamente del grado de pleitesía, condescendencia y mansedumbre que sea capaz de certificar el candidato ante los amigos-clientes de la comisión evaluadora en fechas previas al concurso. En ningún caso se trata de una ponderación justa de sus méritos docentes e investigadores.